
Del día que decidí escribir… O mejor dicho, el día que la escritura me escogió a mí.
Sí, la literatura nunca había sido ajena, y muy a pesar de que en mi familia nadie ha desarrollado ningún gusto particular por la lectura, desde que era niña puedo asegurar que me enamoré de los libros.
Creo que fue algo así como amor a primera vista. ¿Cómo? Bueno, realmente no lo sé muy bien, solo puedo decir que desde que tenía unos 6 años me encantaba escribir cuentos luego para leérselos a mis primos pequeños. En aquellos tiempos, jamás llegué a pensar que podría amar escribir, y menos el hecho de que se convertiría en un acto necesario para mi existencia.
Si hay algo que debo confesar, es que rara vez puedo sentirme tan feliz como cuando me siento a escribir de largo y consigo la inspiración.
Esta suele venir, en momentos oportunos y otros que no lo son tanto. Cuando estoy contenta o cuando atravieso alguna de mis crisis. Esas suelen ser frecuentes, y es que sufro del irremediable problema de vivir cuestionando todo lo que me rodea.
Una de mis frustraciones es el hecho de no poder dedicarme al 100% a lo que me apasiona. Y aunque me obligue a decir que sí lo hago, es mentira. Paso alrededor de 8 horas sentada frente a un ordenar haciendo cosas por pura rutina. Como un reflejo de tu cuerpo por cubrir esas incesantes horas que te pagan simplemente por estar ahí, consumiendo aire, ocupando una silla.
Cuando llego a casa, no dispongo de la energía o la inspiración necesaria como para escribir algo que valga la pena. Entonces lo deshecho y volvemos a la rutina.
Suele ser el fin de semana cuando logro quebrar este proceso tan cansino y agobiante. Lo que sin duda es igual de frustrante, dado que no dispongo de mucho tiempo en general para entregarme en cuerpo y alma a la escritura.
Pero dejaré mis cuestionamientos para otro momento, dado que hoy vengo a hablarles de otro tema importante.
A pesar de que la musa no siempre está allí, cuando acude con su dulce melodía y las hadas se rinden ante mi pluma, suelo sentirme liviana y plácida. Como si todo en el mundo se sometiera a ese momento sublime que acoge mi alma.
Pero cómo no venía a hablaros de eso, si no simplemente de cómo empezó o surgió este amor, no puedo extenderme mucho escribiendo de tales fantasías. Además quería ofrecer algunos trucos para mejorar la concentración, así que a lo que voy.
Mi primer libro, que asumo sin ninguna vergüenza o tipo de trauma fue Harry Potter. A eso de los 9 años, crucé por una librería, y mi espíritu fantasioso inmediatamente me instó a detenerme junto al escaparate aunque solo fuese para curiosear.
Puedo decir esto muy contenta y para ello voy a relatar algo al respecto. Hace algún tiempo, cuando me vine a Madrid, conocí a una persona que había estudiado literatura francesa. Conversando nos dimos cuenta de que teníamos muchas cosas en común, todo marchaba fenomenal y juraba haber encontrado una compañera de libros con quien intercambiar opiniones.
Hasta el fatídico instante en el que señalé que mi primer libro había sido Harry Potter.
Jamás me esperé una reacción tan despectiva de su parte hacia mis gustos particulares. El monstruoso ego de la chica se hinchó de manera superficial, instándola a tomar en cuenta que tal vez yo no era tan buena compañera como se lo había planteado.
Lo que sí me sorprendió, fue el hecho de que mencionara que ella jamás leería literatura basura, y que su incursión en el mundo de las letras surgió gracias a un afamado Flaubert a quien yo conocí muchos años después.
Pero esta no es la única extraña reacción que he recibido por comentarios como el que tan inocentemente solté.
¿Y qué puedo decir?
Si yo también he leído a Flaubert, a Dumas, a Victor Hugo y los grandes de la literatura, pero no por esto disfruto menos de Harry Potter, o de la pluma de Zafón.
Particularmente no me gusta denominar algo como literatura basura, y tal vez por esto me cuido mucho de elegir con cuidado el libro que pretenda leer. Además, no pretendo juzgar de una manera tan dura el trabajo de otros, especialmente cuando tienen mucha más experiencia que yo.
Y si he de ser sincera, creo que la literatura, más que buena o mala es cuestión de gustos. Por supuesto que hay libros que no me gustan absolutamente nada (espero poder relatarlos en otro apartado) pero no por ello voy pensar que a los 9 años de edad iba a estar leyendo Madame Bovary, porque a esa edad no hubiese entendido ni apreciado sus buenas letras.
Con todo esto, quiero llegar al punto de que para mejorar nuestro trabajo es mejor dejar de pensar o juzgar el de los demás, definitivamente no perderé tiempo determinando los gustos de las demás personas.
En fin, aquí es donde entran mis trucos para la concentración, esos que con tantas ganas venía a contar.
No es que sea una profesional de la literatura, pero puedo decir que he escrito cientos de páginas y leído aún más.
Para empezar soy la persona más distraída y dispersa de la vida. Olvido todo y me desconcentro con mucha facilidad.
Cuando digo trucos me refiero a lo que yo hago cuando pretendo dedicarme a escribir.
Lo primero es tener mi libreta a mano. Todo el tiempo estoy tomando nota o señalando cosas importantes, por esto mi libreta no falla.
Silencio a medias. Nunca le he tenido miedo al silencio, al contrario, me gusta. Pero debo admitir que en muchas ocasiones disfruto de dejar correr algo de música instrumental, eso en un vago intento por inspirarme o tomar el ritmo de las líneas.
Y por supuesto, rara vez puede faltar la compañía de mi perra. Suena absurdo, pero cada día, tan solo sentarme al ordenador, ella se acerca y se queda haciéndome compañía. No sé por qué, pero es como un efecto relajante, y hace que no me sienta tan loca cuando empiezo a dialogar sola.
El primer libro que leí fue El Diario de Ana Frank, sin duda me encantó ahí fue cuando me enamoré de los libros y sobre ese trágico tema, que trata específicamente sobre la segunda guerra mundial y poco a poco voy buscando buenos temas y también descubrí que la Fantacia me encanta. Ni que decir de Harry Potter tanto los libros y las películas son como una revisión para mi vida jejejeje…
Muchas gracias por tus consejos se que me servirán de gran ayuda ya que yo acabo de empezar a escribir mi autobiografía, estoy tratando de escribir los detalles que más recuerdo sobre las diferentes etapas de mi vida, aunque me resulta difícil y me hubiera gustado en su tiempo poder haber escrito más sobre mi vida, pero tengo fe que nunca es demasiado tarde para comenzar..
Saludos…
Muchas gracias a ti Mary!!! También leí a Ana Frank hace mucho tiempo y debo decir que es un libro muy conmovedor. Espero que sigas visitando el blog y que me vayas contando tus avances. Mucha suerte compañera
El libro que me enamoró de la lectura y también de la escritura fué El Hobbit. lo cual me inspiro para escribir mi primer libro, que empecé a los 12 y acabé a los 16 y que conservaré solo por curiosidad. Muchos miran a Harry Potter con condescendencia porque piensan que son libros para niños, pero son libros que crecen junto con sus protagonistas. El primero lo leí con 15 años y con 30 sigo leyendolos y disfrutándolos.
Totalmente de acuerdo Nicolás. Yo crecí a la par de harry, cuando leí el primer libro tenía casi su edad, y al ritmo de las películas fuimos a la par. No me gusta juzgar por lo que leen las personas, particularmente he leído casi de todo, desde clásicos apasionantes hasta bestseller súper comerciales. Justo esta semana publiqué una entrada en la que hablaba del universo Tolkien, también son muy fan de Él hobbit y el señor de los anillos.
Mi padre compraba libros del Círculo de lectores, llegaban a la casa con la revistas que contenían los libros en venta. Yo me sentaba junto a él para verlo escoger y me dijo que pidiera uno para mí. Fue La madona de las siete lunas de Margery Lawrence. Quedé impresionada de cómo la autora pudo engañarme 🙂
Es una historia genio Roanne. Gracias por compartirlo con nosotros
Hola, mi primer libro fue Sara T. desgraciadamente no lo termine por que lo tome prestado de una tía mientras mi mama paso horas en su casa, en ese momento descubrí mi pasión por la literatura, en realidad para mi no todo es leer o escribir aunque lo disfruto mucho, me gusto lo que escribiste, y me llamo la atención la palabra literatura barata, para mi no existe un escrito que merezca ese adjetivo, por que la literatura es un arte. Me dio gusto haberte leído. Buenas noches.
Hola Blanca que gusto conocerte. Gracias por compartir tu historia, creo que es una anécdota genial. Con literatura barata tal vez he sido un poco dura, o tal vez no es la palabra indicada para denominar esa clase de lecturas, prometo cambiar el término y buscar uno más adecuado. Saludos y gracias por tu aporte.
Yo amo la literatura porque desde que era un niño, mi madre me leía cuentos para acostarme y le cogí mucho cariño a la actividad. Dejé libros más infantiles cómo Gerónimo Stilton a los 10, cuando me inicié con la literatura juvenil junto a una de mis escritoras favoritas, Laura Gallego, y su obra Crónicas de La Torre. Siempre he sido algo maduro y aunque al releerlo con más edad lo entendí mejor, no me fue complicado. Aún soy muy joven, voy a cumplir los 16, por lo que prefiero la literatura juvenil (también leo libros más para adultos), y no me avergüenza.
A la persona que conociste, y catálogo Harry Potter como literatura de menor calidad, le diría una frase de Laura Gallego, que me encanta: «Si un libro es especial para alguien, vale la pena que lo hayan escrito.»
Hace poco que leo tu blog pues estoy empezando una historia, pero me encanta, enhorabuena.
Muchas gracias Alvaro, me quedo con tu frase que no puede ser más acertada. Espero que te sigan resultado de utilidad las publicaciones y puedas dar rienda suelta a toda tu creatividad y tus ideas. Saludos