
Estoy convencida de que todos hemos escuchado algo de los hermanos Grimm. Seas o no, amante de las letras, nuestra vida puede estar llena de alusiones a los cuentos clásicos que estos hermanos crearon, cuestión que sin importar el tiempo, los ha convertido en leyenda.
Sí, me atrevo a afirmar esto y no solo por la muy inmensa industria Disney que ha sacado provecho de estas historias. Son muchos quienes han tomado inspiración de estos cuentos, y han forjado historias a su medida.
No solo en los libros, también en el cine, y en muchos otros aspectos que no pretendo tocar hoy.
Yo debo admitir, que tanto los cuentos originales como las adaptaciones me encantan. Creo que son historias maravillosas que me cautivan y no dejan de sorprenderme.
La idea surgió ya que hace poco leí Los últimos años de la magia de José Antonio Fideu (pronto tendremos reseña), y me sorprendieron ciertas alusiones o trazos de esas historias que los Grimm nos dejaron.
¿Somos realmente conscientes del tesoro que guardan estos cuentos?
A veces lo dudo, y lo digo con firmeza porque en ocasiones encuentro personas que no tienen ni idea de la verdadera naturaleza del cuento original, se han dejado cautivar por historias mágicas de princesas, sin mirar un poco más allá (mira que me gusta Disney, pero esto es un hecho irrefutable).
Y es que esos finales felices y soñados no son lo que imaginamos, y resulta más bien una invención de las películas para no atormentar a los niños.
Así es que hoy vamos a develar el misterio tras estos misteriosos cuentos y cómo son realmente.
¿Estás preparado para sorprenderte con la realidad?
Pues aquí vamos.
Antes de continuar os quiero dejar mi vídeo con todos mis libros clásicos.
Ahora sí, continuamos 🙂
Blancanieves
¿Quién no conoce la historia de la bella muchacha acosada por la terrible reina malvada? ¿Será cierta esta historia o esconderá otra cosa?
El cuento de Blancanieves es conocido en casi todo el mundo, la versión de los hermanos Grimm es de las más conocidas.
Hay mucho de cierto en la película que Disney hizo para los niños. Sí hubo un espejo mágico, una reina malvada que quiso acabar con la vida de Blancanieves, y una manzana envenenada.
Aunque no sé si todo el mundo sabe, que Blancanieves al morder la manzana cae muerta en lugar de dormida.
Los enanitos intentan despertarla en vano, y tras ver que no perdía parte de su belleza la dejan en un ataúd de cristal.
Pasa el tiempo y un príncipe ve a la pequeña Blancanueves en el ataúd. Hechizado por su belleza, ruega a los enanos que le den el cuerpo de la mujer, pidiendo a sus sirvientes que trasladen el ataúd hasta su castillo.
Y aquí existe una gran diferencia, la protagonista no despierta gracias a un potente beso de amor, más bien, cuando está siendo trasladada al castillo, los sirvientes tropiezan y el movimiento hace que Blancanieves escupa el trozo de manzana envenenada atorada en su garganta.
Despertando así de un terrible sueño de muerte.
También existe una notoria diferencia en cuanto el final de la reina malvada. En el cuento original, tras celebrarse la boda a la que asiste la reina, Blancanieves confiesa que fue ella la mujer que intentó matarla en distintas ocasiones.
Como castigo, el príncipe manda a fabricar unos zapatos de hierro obligando a la reina a ponérselos al rojo vivo y bailar hasta caer muerta.
Sí, existen distintas versiones y adaptaciones de esta historia, pero sin duda la de los hermanos Grimm ha conseguido dejarnos perplejos.
Rapunzel
Un cuento clásico muy parecido al que todos hemos escuchado o visto en la pantalla, solo que la versión original es un poco distinta.
Es cierto que Rapunzel fue una niña deseada por sus padres.
Al nacer, una bruja malvada decide llevarse al bebé como castigo a un robo que el padre hizo en su jardín.
La bruja es quien le designa este nombre y se la lleva para encerrarla en una torre. Todos los días iba a visitarla y le pedía que dejara caer su cabello para trepar hasta lo alto.
Hasta aquí nos suena todo muy conocido, pero la llegada del príncipe no es como imaginamos o como nos han querido contar a lo largo de los años.
El príncipe que se enamora de Rapunzel tras escucharla cantar, decide que debe sacarla de ese lugar.
Vuelve a menudo para escucharla sin poder acercarse a ella.
Hasta que un día ve a la bruja y descubre su forma de llegar hasta arriba. Es así como aprendió a llegar a Rapunzel. Desde aquel día empieza a frecuentarla y decide planear una forma de sacarla de allí.
Irá todas las noches y le llevará seda con la que Rapunzel tejerá una escalera para escapar.
Por supuesto los enamorados son descubiertos y la bruja abandona a Rapunzel en medio de un pantano.
¿Quién nos advertiría de lo cruel de los hermanos Grimm?
Cuando el príncipe acude a rescatar a su amada, termina por caer a causa de la bruja, y si bien no muere, cae sobre unas espinas quedando ciego.
Al menos el final es feliz, y es que el príncipe se encuentra con Rapunzel, quien lograra curarlo gracias a sus lágrimas.
La Cenicienta
Nadie nunca podría imaginar lo mucho que me gusta esta historia.
En serio, a pesar de que la protagonista no es mi favorita, es uno de esos cuentos a los que le tienes aprecio tras haberlo escuchado durante toda tu vida.
Aunque la historia real no es tan bonita como lo imaginamos.
Nuestra Cenicienta sí asiste a un baile y logra cautivar al príncipe, también goza de una madrastra y hermanastras crueles que abusan del buen carácter de Cenicienta.
En esta versión escrita por los hermanos Grimm, veremos a un pajarillo en lugar de un hada madrina, le concede el vestido y las zapatillas para acudir al baile.
Cenicienta acude a los dos bailes y logra escapar sin ser descubierta por el príncipe. La tercera noche, el príncipe decide untar las escaleras con pegamento para evitar que su amor escape, y es así como Cenicienta pierde uno de sus zapatos.
La historia cambia notoriamente, dado que el príncipe sale en busca de la muchacha, y al llegar a casa de Cenicienta son sus dos hermanastras quienes aparecen y no ella.
Por supuesto, el zapato es muy pequeño como para servirles, así que la madre le dice a una de sus hijas que se corte dos dedos.
En una historia que parece de terror, la hermanastra mayor se mutila el pie y logra que el zapato le entre.
El príncipe, tras darse cuenta de que no es la misma muchacha, vuelve y la hermanastra menor se corta el talón logrando calzar la zapatilla. Al ver la sangre, el príncipe entiende que ha sido engañado.
Finalmente el príncipe se lleva a Cenicienta para desposarla, y aunque es un final feliz para nuestra protagonista, no lo es tanto para sus hermanastras, quienes son picadas en los ojos por las palomas, quedando ciegas como castigo por su maldad.
Son muchos los cuentos a los que podemos hacer mención, he decidido empezar estos tres, e ir profundizando poco a poco en estos cuentos clásicos para descubrir más sobre ellos.
Por cierto, otro libro que ha jugado con estos cuentos es Róndola de Sofía Rhei, durante toda la lectura veremos algunos indicios a estos cuentos de una manera muy original.
Muy buena entrada. En efecto, los cuentos originales de los Grimm no tienen nada que ver con lo que se ha instalado en el imaginario popular. Otro nivel del que podríamos hablar, ya que estamos en harina, sería de la visión retrógrada e incluso misógina que esa «suavización» ha dado a estos cuentos (que en origen también existían en algunos, cierto es)
Al hilo del tema, recomendar (creo que alguna vez ya te lo he mencionado) a Sapkwoski, quien en su saga de Geralt de Rivia coge y deforma muchas de estas historias, aunque a veces bebe de fuentes eslavas, que nos son más desconocidas.
¡Saludos!
¡Hola Iris! Si bien, los cuentos originales de los Grimm, son muy distintos y coinciden a la vez, a los que he leído de niña.. aunque el que más me gustó es el de la Cenicienta, o Cinderella .. pero coincido que en todos esta el «felices para siempre». Muy buen post. ¡Saludos!
Muchas gracias Caroline, ciertas cosas cambian un poco, aunque sin duda son historias un poco más oscuras que las que conocemos de niños. Saludos
Obvio, sí!
Al menos Rapunzel tiene un final feliz 🙂
Jaja, son los malos quienes no tienen finales muy felices para los hermanos Grimm. Un abrazo Memo
Qué pasada! Nunca me imaginé que tuvieran todos un final tan distinto, aunque sí sé el de la Sirenita. De todas maneras me gustan éstos muchísimo más que los clásicos de Disney, que siempre terminan igual… Me encanta el castigo que le da el príncipe a la bruja de Blancanieves. Creo que voy a investigar un poco sobre este tema porque es bastante interesante, y tal vez incluso me anime a hacer yo también una entrada en mi blog sobre este tema 🙂 Estaré pendiente a tus próximas entradas, un beso!
Muchas gracias, el de la sirenita me lo guardo para otro post porque me sorprendió muchísimo la historia original. Anímate a escribir la entrada y me cuentas más de este tema que resulta tan interesante. Un abrazo
Lo mismo sucede con las 1000 y una noche, de la cual sacaron como cuentos «infantiles» Aladdín y Alí Babá y los 40 ladrones, como los más conocidos, en sus versiones originales no son tan «infantiles».
Por lo que tengo entendido, los hermanos Grim crearon poco, mas bien recopilaron narraciones europeas que fueron recogiendo en viajes que realizaron. Es el caso de los tejedores que hacían el paño que solo verían aquellos que reuniesen ciertas condiciones honorables (varían según las versiones lo que debían poseer quienes pudiesen ver el traje). Esta narración, escrita siglos antes, la podemos encontrar en El Conde Lucanor, del Infante español Don Juan Manuel.
Los detractores de los hermanos Grim dijeron que al escribir los relatos, les habían quitado su aire genuino y los había germanizado… Es curioso, ahora les achacamos lo mismo al comentar las versiones de Diney. ¿Qué nos importa, el aire de la narración, o su espíritu?
A mi me importa más que las historia sea capaz de superar los diferentes ambientes uclturales de cada momento y se adapta a ellos.
Un saludo muy cordial.