
Entre gustos hay muchas cosas que aún no están dichas. Sí, debo confesar que la voz del narrador es una de las primeras cosas en las que me fijo al momento de empezar un nuevo libro.
Si tengo que ser sincera, empezaré por decir que no entiendo la razón de este razonamiento que desde hace años me acosa. Sin embargo, la voz y el tiempo de la narración son lo primero que observo antes de decidirme por una nueva lectura.
Y aquí va, en un principio, cuando era muy joven y empecé a escribir lo que consideraba mi primera novela, me decanté por la primera persona, el personaje protagonista que cuenta su historia. En ese entonces me parecía maravilloso, y los libros que utilizaban esta voz solían ser mis grandes favoritos.
No pasó demasiado tiempo, cuando ya casi estaba terminada la historia, que renuncié de mi primera decisión, y empecé a sentir que el narrador en tercera persona era lo que mejor iba con mis escritos.
Incluso, en el blog inicial la mayoría de los relatos estaban escritos en primera persona, y poco después decidí cambiar algunos de ellos a la tercera.
Si bien, muchas veces creo que la narración en primera persona sirve para tener una visión más clara de los sentimientos y las emociones de los personajes, actualmente considero (dado que es una mera opinión bastante personal) que lo que mejor se me da es la voz narrativa de la tercera persona.
Pero aquí hablo de primera y tercera persona sin profundizar en este estilo narrativo, y justo eso es lo que pretendo hacer con este nuevo post.
Primera persona
El narrador en primera persona se caracteriza porque generalmente es un personaje principal de la historia que está narrando los acontecimientos. Si bien es cierto que suelen existir otras vertientes y características, lo importante es saber que habla de sí mismo como eje de la narración, punto importante que lo diferencia del narrador testigo.
El personaje es la voz de la historia, y uno de los mejores aspectos de esta voz narrativa es la credibilidad que aporta a la historia, dado que los acontecimientos los padece o vive en carne propia y desconoce todo lo que puede ocurrir o que está ocurriendo, aporta una visión verosímil de los hechos y acciones de la historia.
Esta voz no aporta una visión objetiva, dado que todo lo que se cuenta se hace a través de los ojos del personaje que nos guía en la historia. Suele generar empatía, conocemos a profundidad los pensamientos del personaje, al instante recibimos la información de sus sentimientos o sus percepciones.
Es frecuente toparnos con el narrador protagonista, quien nos presenta los hechos de forma autobiográfica.
La diferencia entre el narrador protagonista y el narrador testigo, es que este último habla en primera persona, pero no es el protagonista de la historia.
Dos ejemplos claros de esta voz narrativa son el doctor Wastson, quien habla en primera persona contando las hazañas del protagonista Sherlock Holmes.
Y Cumbres Borrascosas de Emily Brontë, que si bien es cierto que hay dos narradores, la narración de Nelly, cumple la función de testigo, puesto que no es la protagonista y accede a contar la historia de Heathcliff y Catherine (y sus familias) según lo que ella presenció.
Una de las ventajas del narrador testigo es que aporta credibilidad, puesto que fue o es testigo de los acontecimientos tiene la información de primera mano, habla de cómo ha presenciado la historia basándose en su punto de vista, y nos cuenta solo lo que percibe.
La línea entre narrador testigo y la narración en primera persona es muy difusa, y ambas podrían entrar dentro de un mismo estilo de narración, solo quería hacer mención a ambas y dejar evidencia los estilos, ya será cosa de cada uno situar el narrador en cualquiera de los dos que nos parezca que va más acorde.
Narrador en segunda persona
Este es tal vez de los menos utilizados, o de los que he leído menos al respecto. El concepto básicamente habla de un narrador que cuenta su propia historia y que busca la complicidad del lector, por esto se dirige completamente a él. Este tipo de narrador, por ejemplo, es el que suelo utilizar en el blog (y que utilizan en muchos otros) ya que buscamos dirigirnos por completo al lector.
La característica más notable es que hace énfasis al “tú” “vosotros” “a ti” hablando como si lo hiciera con otra persona.
En la literatura la modalidad más conocida fue la novela epistolar, en la que se escriben cartas en segunda persona en las que nos dirigimos a un tú o a un vosotros.
El narrador omnisciente
No es que me moleste este tipo de voz del narrador, solo que si no está bien escrito es difícil que resulte creíble y verosímil.
Tomando en cuenta que es una voz que parte del conocimiento del todo, no existen secretos para esta voz, lo sabe y lo conoce todo.
Su conocimiento parte de que entiende lo que ocurre, en algunas ocasiones puede influir en el lector pero la conexión es un tanto más complicada. Comenta y expone la actuación de los personajes, los acontecimientos y las acciones que toman forma.
Entre todas las voces, es la que más podría mantenerse objetiva y lejana, dado que no se implica demasiado en la historia. Conoce los pensamientos y los sentimientos de los personajes, el ambiente en el que se encuentran, el mundo que los rodean, incluso puede llegar (en algunas ocasiones) a juzgar moralmente a los personajes.
Es una de las voces que aporta mayor credibilidad, al utilizar la tercera persona puede asumirse con la voz del escritor o autor, por lo que genera confianza en el lector.
Narrador equisciente
El narrador equisciente, si bien es verdad que posee la modalidad de la voz en tercera persona, esconde un detalle importante, y es que su narración está dada desde el punto de vista de un personaje.
Esta voz nos cuenta todo respecto a cómo ese personaje ve y percibe el mundo que lo rodea.
Este recurso, me gusta mucho, sobre todo aplicado a libros que tienen varios personajes y que buscan utilizar la voz del narrador en tercera persona, pero desde el punto de vista de cada personaje, sus vivencias, acciones, pensamientos.
Se identifica con un personaje y conoce solo lo que atañe al personaje, es decir, a diferencia del narrador omnisciente, este no lo sabe todo. Esta tercera voz favorece el punto de vista un tanto objetivo a pesar de contar los acontecimientos que rodean a solo un personaje, explica lo que le sucede a este personaje, los acontecimientos que le afectan.
Permite que el lector se sienta más cercano con el personaje, existe una especie de conexión, por lo que para el lector es sencillo identificarse con él y comprender sus acciones.
La voz del narrador es un aspecto importante en la historia, podemos jugar con este término según el efecto que esperemos general en el lector.
Y tú… ¿A qué voz narrativa respondes mejor? No olvides dejar tu opinión y debatir en los comentarios.
Uno de tus mejores Post. O por lo menos para mí.
Es uno de los más técnicos y tal vez por eso me gusta. No conocía la denominación equisciente, así que fue revelador en ese aspecto. Siempre noté que el tono de juego de tronos no era omnisciente, así como otras novelas corales .
Hace muy poco entre los Blogs de escritores que reviso, para saber si hay cosas que aun no aprendo, encontré algo que no había manejado hasta ahora, y que lamentablemente para mí, deberé revisar. Cuando se encuentras dos personajes, que manejan cada uno un punto de vista de la novela, y han tenido su propio narrador equisciente, estar en pleno encuentro y escribir con el punto de vista de uno de ellos y cambiarse al otro. «Pensó este, y luego aquel pensó lo otro». «NARF»
Bueno ahora sé que pasa mucho. (alguien podría justificar al decir que es omnisciente). Como sea, lo leí aquí.
http://oficiodeescritor.com/escribir-una-novela-9-errores/