
Si me preguntan por rituales o rutinas personales, debería confesar que yo no respondo a un ritual específica para escribir más y mejor. Escribir siempre es algo que ha dependido de mis estados de ánimo y el entorno que me rodea.
Debo admitir que muchas veces he escrito como desahogo. Especialmente en mis relatos (en su mayoría versan sobre fantasías épicas) pero uso estos mundos como una fuente de creación para mis personajes y así poder dar espacio a todo lo que quiero decir.
Ya les he contado muchas veces me he visto en situaciones extrañas porque algunas personas se han descubierto en mis historias. Bueno, tal vez descubrir sería decir demasiado, más bien yo diría que han inspirado ciertos personajes o situaciones que llevo a otros ámbitos.
¿Por qué escribo? Porque algo muy fuerte en mi interior me pide que empiece a escribir todos los días. Especialmente en las noches, en cuando apago las luces el insomnio acude a mi cabeza para llenarme de preguntas e incógnitas en las que me dejó la noche entera intentando resolver.
Escribir como rutina
Ahora que tengo tiempo para escribir he intentado hacer de esto un hábito. Me planteó escribir cierto número de páginas al día.
No me trazo tiempos porque si decidiese escribir 5 horas al día, dudo que pudiera ser tan eficiente. El caso es que el número de páginas me resulta mejor ejercicio, ya sean para el blog, para el libro o relatos, pero me gusta cumplir con esa meta para seguir practicando y mejorar.
Sin embargo, hay gente a la que le funciona plantearse escribir durante tantas horas. Yo es que soy distraída, así es, soy la persona más dispersa del mundo, tanto que me distraigo hasta por el aleteo de una mosca. Así que establecer tiempos de escritura no me vale.
Hay grandes escritores como Haruki Murakami que despiertan a las 4 de la mañana y se dedican a escribir durante 5 o 6 horas. Pero yo no funciono de esta manera, siento que solo dispongo de un tiempo limitado y me corta la creatividad.
Algunas veces me he visto en la necesidad de dedicar solo ciertas horas porque tengo otras cosas pendientes. Sí, no voy a negar que no es mi ideal al momento de sacar todas mis ideas, pero la vida es una realidad ineludible y pocas veces conseguimos estar en las condiciones idóneas u optimas, y si te empeñas en pasarte la vida en buscar el tiempo perfecto me temo que nunca conseguirás escribir nada.
Y es que el secreto número 1 es que no existe un tiempo perfecto. El único tiempo perfecto es el ahora ¿Por qué? Porque es cuando dispones realmente de la voluntad para hacerlo, deja de decir mañana escribiré 5 páginas o la próxima semana haré otras.
No, esas excusas no son válidas, solo sirven para evadir el presente y para que la culpa no te aceche durante un rato.
Escribir bien
Para muchos escribir responde a una pasión, para mí es una pasión y una forma de vida. Cada día quiero ser mejor y escribir más, buscar aprender y motivarme para sacar mis mejores ideas creativas.
El tiempo puede convertirse en un aliado si sabemos aprovecharlo.
Pasé mucho tiempo buscando momentos para escribir, no me gustaba nada, el parque me molestaba, la casa me agobiaba… Me tomó tiempo entender que no era el espacio lo que me limitaba, era yo misma, y como he dicho en otras oportunidades, somos nosotros quienes nos imponemos trabas.
Dejar de lado las excusas es necesario para reencontrarnos con nuestras historias, muchas veces me obligo a olvidar la realidad y volver a continentes de fantasías, y en ocasiones lo hago para volver a mi punto de inicio.
Ese punto de inicio no es más que el lugar y el momento en el que me relajo y puedo escribir tranquilamente, no como una obligación, lo hago como una pasión que mi mente necesita.
El momento y el espacio para escribir lo creas tú.
Busca el tiempo necesario y rompe ese ambiente, vete a escribir a lugares en los que nunca has estado, prueba nuevas cafeterías, bibliotecas, parques… Cualquier cosa que te funcione y te ayude a sacar esas ideas creativas que duermen en ti.
Mi horario favorito es la noche, sobre las 8. Pero en ocasiones tengo que levantarme si no puedo dormir (me sucede mucho últimamente, por problemas personales) y escribir algunas líneas. Igualmente puedo escribir en las mañanas, si me obligo a abrir el documento y empezar a trabajar.
A mí la noche me funciona a eso de las 11, pero hay que acostumbrar a la mente y eso es tal vez lo que más me cuesta. Saludos
Sí, es cuestión de acostumbrarse. Uno le hace rechazo a romper la rutina.
Yo no escribo grandes cosas; pero si que es cierto que cuando escribo lo mismo me da noche que día, cama que cafetería, cuaderno que servilleta. Mi medicina a muchisimas cosas es escribir, sin planteamientos anteriores, salga lo que salga; pero siempre consiguiendo esa paz inconparable al acabar. Justo como ahora 🙂
Saludos.
Pd: me encantaría tener tiempo de escribir más, como tú.
Como no tengo elección, suelo escribir sábados y domingos. De lunes a viernes solo podría ponerme a partir de las doce de la noche, cuando ya se han acostado todos… y la verdad es que los ojitos pesan demasiado para ser creativo. Si que aprovecho el metro, el autobús, hasta el baño para ir esquematizando las historias, los personajes y tenerlo todo listo para terminar el relato el sábado y domingo. De momento, voy tirando así para escribir relatos. Cuando me plantee una novela… no sé. Saludos!!!
Te entiendo a la perfección! Hasta hace no mucho también me pasaba, esas historias están en nuestra cabeza, a sacar tiempo para darles forma. Saludos amigo