
Lo sabemos, todos queremos dedicarnos a hacer eso que amamos, a sentir que, en lugar de vender nuestro tiempo, nos esforzamos por ser mejores y contribuir con lo que nos apasiona. En el mundo de los escritores puede resultar un tanto complicado para quienes aspiramos a vivir de nuestra pasión.
Siempre he considerado que el trabajo colectivo, con estrictos horarios y jornadas matadoras, lejos de potenciar el talento humano, mengua la creatividad y disminuye la capacidad de percepción de las personas.
Nos volvemos autómatas y casi repetitivos, imitando angustiosamente una rutina que se repite por igual cada día de nuestras vidas ¿Cómo podría esto ayudarnos a ser mejores escritores? No, no quiero sonar como una persona amargada que lucha contra el sistema. Pero trabajar de 9 am a 6 pm nos convierte en máquinas alejadas de sentimientos.
Al menos así me he sentido yo durante mucho tiempo. No diré que siempre he sido infeliz de trabajar, pero creo que nada me hace sentir tan dichosa como cuando me siento a escribir.
En unas de mis recientes experiencias laborales, enfrenté un horario matador por un salario muy bajo, más bajo incluso de lo que recibía siendo una dependienta de tienda. Sin embargo, al sentir y percibir que vivimos en un país en crisis, nos matamos por estas oportunidades esperando crecer profesionalmente.
Pero tuve que reconocer que nada era como esperaba. El trabajo estaba por completo deshumanizado y compartía con seres que actuaban más como robots libres de cualquier rasgo humano que como personas. Luego estaba la cuestión del tiempo, ese límite de horas sentados frente al ordenador mirando fijamente la pantalla sin que necesariamente pasara algo, y no importaba si no había trabajo, aun así, mirabas el ordenador como si lo hubiese.
Creo que como seres humanos y personas creativas deberíamos responder a nuestras pasiones y gustos (lo sé necesitamos dinero para poder vivir) pero si lo miramos más allá de eso, es muy triste tener que sucumbir a este tipo de situaciones solo porque el mundo te dice que es lo correcto.
Los escritores y sus trabajos
Toda mi vida soñé con poder dedicarme a la escritura. Y ahora que estoy intentando hacerlo, debo admitir que me produce un miedo terrible. Casi todos los días escuchó compañeros o “amigos” diciéndome que prácticamente es imposible que lo logre.
Tal vez tengan razón, tal vez no lo logre nunca, pero al menos quiero intentarlo. No soy valiente ni arriesgada, pero antes de volver a vender mi alma por trabajar 40 horas a la semana y recibir 800 euros, quiero intentar vivir de lo que me apasiona, al fin y al cabo, no tengo nada que perder.
Daria Galateria en su libro “Trabajos forzados. Los otros oficios de los escritores” nos cuenta algunos trabajos que desarrollaron escritores como Miguel de Cervantes, quien fue recaudador de impuestos, George Orwell perteneció a la Policía Imperial Birmana, y Fran Kafka que trabajó en una compañía de seguros.
Charlotte Brontë trabajó como institutriz para familias acomodadas, en tanto que Harper Lee, autora de “Matar a un ruiseñor” trabajó como dependienta y teleoperadora para una aerolínea cogiendo las reservas de los billetes.
Margaret Atwood hoy en día es una de las escritoras más famosas, pero en sus inicios tuvo que trabajar en una cafetería, servía café y se encargaba de la máquina registradora.
William Faulkner fue empleado de correos. El autor de “El ruido y la furia” antes de convertirse en un célebre escritor, trabajó 3 años realizando tareas administrativas en una oficina de correos. Algunas anécdotas dicen que Faulkner no se tomaba nada en serio sus tareas y se pasaba el rato leyendo libros y escribiendo.
Otros escritores
James Joyce: el reconocido autor de “Ulises” en sus inicios tuvo que ganarse la vida como músico, en concreto como pianista.
Stephen King, a pesar de ser uno de los autores más vendidos del mundo, el escritor tuvo un inicio duro. No conseguía trabajo como profesor y decidió quedarse con el puesto de bedel en el instituto que quería enseñar, le valió como inspiración para escribir su novela Carrie.
Wallace Stevens, autor De “De la simple existencia”, era abogado de seguros en la Hartford Accident and Indemnity Comapny, donde trabajó hasta su muerte. Para el poeta el trabajo no era una cosa tan mala, y aseguraba que gracias a esto había aprendido a ser disciplinado.
William Burroughs, el autor exponente de la generación beat, antes de alcanzar fama como escritor trabajaba como exterminador de plagas, oficio que aseguraba gustarle. Algún tiempo después bautizaría así una de sus historias breves y recopilación de cuentos.
Ejerciendo críticas y renunciando
Bukowski trabajó durante muchos años como cartero, y en más de una ocasión manifestó su descontento y poco gusto por su trabajo. Incluso llegó a expresar en una carta a su mecenas John Martin su insatisfacción por el sistema.
“Lo llaman De 9 a 5. Sólo que nunca es de 9 a 5. En esos lugares no hay hora de comida y, de hecho, si quieres conservar tu trabajo, no sales a comer. Y está el tiempo extra, pero el tiempo extra nunca se registra correctamente en los libros, y si te quejas de eso hay otro zoquete dispuesto a tomar tu lugar. Lo que duele es la pérdida constante de humanidad en aquellos que pelean para mantener trabajos que no quieren pero temen una alternativa peor. Pasa, simplemente, que las personas se vacían. Son cuerpos con mentes temerosas y obedientes”
William Faulkner fue más allá de las críticas o quejas. Manifestó su disgusto abiertamente por su trabajo en una oficina de correos.
“Mientras viva en el sistema capitalista sé que mi vida estará influenciada por las demandas de la gente adinerada. Pero maldito sea si me pongo a las órdenes y la disposición del primer hideputa itinerante con dos centavos para invertir en una estampilla postal.
Esta, señor, es mi renuncia”.
Y yo quiero mencionar aquí a uno muy actual conocido como Ezcritor, quien se ha negado realizar un trabajo resignado, y ha apostado por sus libros y su talento, pueden leerlo aquí http://www.ezcritor.com/
Algunos escritores permanecían gustosos en sus empleos y otros no tanto. Y tú ¿Qué piensas de estos escritores?
En mi país es casi imposible vivir de escribir. Por mi primer libro conseguí el equivalente aunos $80 USD (quizás para vivir mes y medio), y además hay un límite a lo que puedes publicar anualmente. También te puede suceder que te coja un bajón editorial, que ne mi caso ha demorado la publicación de mi 2da novela hasta el 2018, eso, si tengo suerte.
Los escritores que conozco que lo hacen es porque tienen garantizado publicar una o dos novelas en el extranjero cada año, además de invitaciones a ferias y eventos.
Hola Roger un gusto saludarte, me impresionó mucho tu comentario y la situación que narras, en qué país vives? Te comprendo profundamente, el tema de que te coja una buena editorial es un poco complicado. Pero vamos a seguir intentándolo. Saludos
Vivo en Cuba. Lo más lamentable del caso es que publiqué con una de las mejores editoriales del país (Gente Nueva). La situación no es mucho mejor con las otras. Por eso acá siempre estamos buscando alguna forma de publicar en el exterior, incluso bajo condiciones desfavorables. Cualquier cosa que te paguen en España siempre va a ser diez veces lo que ganarías acá.
Lo sé, he conocido casos muy similares al tuyo y es cierto que la situación es complicada. Ánimo y mucha suerte.
«Lamentablemente es así, los escritores pueden ser considerados como artistas y a veces su arte no es muy bien comprendido en la sociedad y época en donde les toca vivir ¿Cuántos talentos se pierden porque no tienen la oportunidad de salir a la luz?. Ser escritor, en nuestros tiempos requiere mucha perseverancia y también sacrificios, pero al menos gracias a la masificación de las redes y de Internet somos muchos quienes podemos expresarnos y dar a conocer nuestras creaciones, lo cual antes era mucho más difícil, en mi caso,me tocó trabajar toda una vida en la profesión que me daba para vivir y sólo cuando logré jubilar, con una pensión bastante exigua, como la mayoría de mis compatriotas, recién me pude dedicar a lo que me apasionaba y fue una gran satisfacción ver publicadas mis primeras obras hace apenas unos años, pero nunca es tarde y si Dios me da vida y salud continuaré escribiendo y lo único que siento es no haber podido empezar mucho antes» Tito Fabio.
Absolutamente de acuerdo contigo Ernesto, un comentario muy acertado. Seguiremos con nuestros esfuerzos y esperemos más pronto que tarde empezar a ver los frutos de esta bonita y difícil labor. Saludos
Se de una canción que dice: «…una lección me dió la vida, tenes que hacer lo que el corazón dicta…». Gracias a todas esas personas que existen y viven de esta manera, fuentes de inspiración…
Gracias a ti por tu comentario Cristian, saludos y esperemos seguir haciéndolo bien
Me encantan estas historias porque siempre muestran que casi ningún autor podía vivir de la escritura cuando comenzó con sus andaduras en la literatura. Al principio está la pura necesidad de escribir y quizás aparece en algún momento el sueño de poder vivir de ello algún día, pero desde luego pocos lo consiguen.
Otros ejemplos que me vienen a la mente, son J.K. Rowling y Philippe Djian. Rowling trabajó en Portugal como profesora de inglés y cuando volvió a Escocia, escribió la primera versión de Harry Potter en una cafetería, con su bebé recién nacido en una cuna al lado de la mesa. Bueno, esto es lo que cuenta ella por lo menos. Philippe Djian escribió Betty Blue sobre una máquina de escribir portátil en una estación de peaje, donde trabajaba de noche. David Guterson trabajó de profesor en un colegio antes de publicar Mientras nieva sobre los cedros. Haruki Murakami llevó con su mujer un bar para amantes del Jazz.
Gracias por el aporte. Estas historias son solo unas pocas para que podamos ver cómo otros escritores lucharon hasta conseguir sus objetivos. Saludos
Buenos los dos protagonista son importante en cada historia. Pues los dos dejan un mensaje hay quienes adoran a los heroes y quienes a un antihereo por que no. Adoro la literatura me encanta.
Muchas gracias Nubia, saludos
AQUÍ VA LA OPINIÓN Y SUGERENCIA DE Orson Scott Card autor del juego de Ender. Extracto de su libro «Cómo escribir ciencia ficción y fantasía»
«»»No deje su trabajo. En otras palabras, no lo haga cuando firme el contrato de su primera novela.
5.000 dólares pueden parecer mucho dinero hasta que uno se da cuenta de que para alcanzar el
salario medio nacional (25.000 dólares cuando se escriben estas líneas) hay que conseguir vender
cinco libros al año a esa tarifa.
No es posible estar seguro de que se van a poder escribir cinco libros publicables al año. Y si
lo hace, corre el riesgo de ser percibido como un escritorzuelo que produce montones de material de
mediocre calidad. Es poco común que escritores con esa reputación consigan adelantos lo
suficientemente grandes como para liberarles y que escriban uno o dos libros realmente buenos al
año.
Incluso si se consiguen los suficientes ingresos como para vivir de ello, es algo errático y poco
fiable. Los cheques con los royálties llegan con frecuencia tarde (aunque si se pregunta a los editores
todos han olvidado que alguna vez fueron un poco lentos en sus pagos) y abundan las sorpresas
desagradables («lo siento, pero hemos sufrido muchas devoluciones y esta vez no hay dinero para
usted»). Eso asumiendo que los beneficios de alguno de sus libros supere alguna vez lo que percibió
como adelanto y generen royálties: no fue hasta mi noveno libro que empecé a recibirlos después de
cubrir el adelanto original, y todo el mundo considera que tuve una carrera bastante exitosa desde el
principio[33].
En Estados Unidos vivimos en un mundo organizado financieramente en torno a los ciclos
lunares, y los escritores no encajamos muy bien en ese modelo. La llegada mensual de las facturas y
el alquiler o la hipoteca supone tener dinero ahorrado para afrontar los largos periodos sin recibir
cheques. No hay problema si tiene dinero ahorrado; pero todo puede venirse abajo si los cheques se
retrasan. En otras palabras, si escribir es su única fuente de ingresos, puede meterse en problemas
crediticios mientras sus editores solventan en unos meses sus «problemas de liquidez» (lo que quiere
decir que les queda el dinero suficiente para pagar a la imprenta, pero no al escritor).
Puede que tenga el sueño de librarse de su empleo de forma que en lugar de escribir sus
historias en ratos perdidos —por la noche, a la hora del almuerzo, los fines de semana— pueda
dedicarse a tiempo completo a sus creaciones. Pero, ¿es posible producir una prosa inmortal cuando
se está obsesionado por tener el dinero suficiente para seguir adelante? ¿Cuando cada llamada de
teléfono puede ser del banco?
Si dibujo un escenario oscuro de la parte financiera del negocio de escribir es porque la
situación es con frecuencia muy oscura. Salvo que tenga independencia económica, un cónyuge
deseoso de mantener su hábito literario o familiares que puedan echarle un cable en caso de
dificultades, piénselo cuidadosamente antes de abandonar un ingreso regular.
Además, un empleo le mantiene en contacto con el mundo, con otra gente, con potenciales
historias y personajes. Muchos de los que dejan su trabajo descubren con disgusto que no escriben
más de lo que lo hacían cuando sólo le podían dedicar ratos perdidos.»»»»
Excelente recomendación de Orson Scott Card, gracias.
Muy buen blog, para los que tenemos el hábito de escribir. Es una ardua lucha pero vale la pena intentar. Saludos.
Gracias Marel, seguiremos intentándolo. Saludos
Los escritores debemos de olvidarnos de poder vivir de nuestros libros «exclusivamente» y también deberíamos de dejar de hacerle el juego a las editoriales, empresas que, como todas, sólo buscan el beneficio y bien poco les importa la promoción del verdadero talento. Yo, si sirve de ejemplo, me publicó mis propias obras. Hoy, gracias al POD, las inversiones son mínimas. Hay que olvidarse del prejuicio fomentado por el propio mundo editorial para combatir la AutoEdicion. Para los «no best sellers», donde llega la editorial, también puedes llegar tú y el benéfico neto, se queda en tu bolsillo… Y te tiene entretenido en gran manera involucrarte en la labor de producción y promoción. Hoy, los «nuevos editores» controlan tus redes sociales y saben qué nivel de seguidores tiene cada uno. Invierten un dinero en pequeñas tiradas (100) y te comprometen para que seas tú mismo quien organices las presentaciones para»tu entorno». Lo mismo que podrias hacer tú, sólo que ellos se quedan con toda la plata. No aspiro a vender como Rowling pero seguiré escribiendo, publicando mis obras y viajando de pueblo en pueblo para venderlas. Un trabajo sí, pero autónomo total y, creedme: muy vital y recompensado emocionalmente. Un saludo.
Muchas gracias por tu valiosa aportación Ramón, coincido contigo, la autopublicación es una puerta con enormes ventajas, incluso hay grandes escritores que publicaron sus obras por sus medios, solo que luego algunas editoriales apostaron por ellos, desde luego ya tenían gran parte del camino recorrido. Saludos
Tanta gente anhelando que otros lean sus libros, tan pocos lectores, y aún menos lectores dispuestos a darle su tiempo a un autor nuevo…
A mí todo esto me deja muy triste, amigos escritores. Leo todo lo que puedo, pero la vida no da para más, así que no puedo prometeros nada, pero quizá algún día se crucen tu voz y mi oido. Ánimo.
Muchas gracias Filomatika, espero que nos crucemos. Lo importante es leer lo que nos guste y haga felices. Saludos
Escritores: no bajen los brazos. Fijense la rebelde experiencia del argentino Hernan Casciari. Utilizo las redes sociales para darse a conocer y genero su propia editorial, harto que las grandes editoriales lo estafaran con los numeros de libros vendidos. Tiene una columna en la radio donde lee sus cuentos y armo una exitosa obra de teatro literaria en la que tambien participa su familia
Es muy inspirador y cierto. Saludos
Hoy he descubierto este blog y me encantó. Este año me tiré al agua y me autopubliqué, sin embargo creó que es un camino muy difícil. Trabajo 8:00 a 4:00 y no puedo llegar un minuto tarde porque me ponen tardanza, soy esposa y madre y de verdad, no sé como me las arreglo para escribir y leer, pero lo hago. Cuando leí el artículo, sentí que estaba leyendo sobre mi vida. «ese límite de horas sentados frente al ordenador mirando fijamente la pantalla sin que necesariamente pasara algo, y no importaba si no había trabajo, aun así, mirabas el ordenador como si lo hubiese». Ahora se que no soy la única que le pasa esta situación. Gracias por el escrito y por la motivación de no abandonar nuestros sueños, yo seguiré intentándolo, sin desfallecer hasta liberarme de los grilletes laborales que con sus gendarmes inflexibles del tiempo, quieren aniquilar mi imaginación y creatividad. Saludos.
Muchas gracias Elizabeth, me alegro que te gustara. El trabajo y la escritura parecen incompatible, sin embargo algunos nos las arreglamos para llevar ambas. Ánimo y saludos
A mi parecer no tuvieron en cuenta a Ernesto Sabato que es uno de los ejemplos más admirables que hubo.
Pues investigaré y lo dejaré caer por aquí. Muchas gracias por la recomendación Carlos, saludos.
Lo mismo pasa con Xavier Velasco, el cuál no sólo renunció a su empleo para escribir, se endeudo tanto que si su primera novela (Diablo Guardián) no fuera tan buena hubiera ido a parar a la cárcel por sus deudas. Hay una entrevista muy interesante que le hace Fernanda Tapia en unos de sus podcast (dixo.com) donde platica todo lo que tuvo que pasar, y como no se detuvo en la primera novela, escribió varias por si alguien le preguntaba si tenía alguna otra, simplemente contestar «tengo diez más»
Un caso genial, gracias por compartirlo, realmente no lo conocía, me lo apunto para poder investigar un poco más. Un abrazo