
Esperar a que la inspiración llegue es uno de los pensamientos más bonitos de los escritores. Sin embargo, la mayoría de las veces debemos apelar a la rutina del escritor y salir en busca de nuestros dotes creativos para escribir mejor.
Si quieren que sea sincera debo admitir que a día de hoy parezco un vampiro. No, no poseo la inmortalidad ni ninguno de los otros dotes que caracterizan a estos seres. Lo digo porque lo que menos veo es la luz del sol.
Así es, me encuentro en un encierro absoluto en el que elaboro mi propia rutina del escritor, me dedico a escribir, plantear y corregir ideas sin salir casi de la habitación.
Tal vez suene un poco radical, tal vez me estoy perdiendo el verano, pero hace poco decidí vivir el hoy e intentar convertir mis metas en una realidad. Y para que esto se cumpla, me he autoimpuesto una rutina que cumplo religiosamente cada día.
Muchas veces he dicho que soy contraria a las rutinas y es verdad, pero en esta, rara vez siento que sea una obligación o una pesadez. Al contrario, me gusta despertarme y sentir que voy a dedicar mi tiempo a hacer aquello que amo y me apasiona.
La rutina del escritor
Jamás me he considerado una escritora como tal, dudo muchísimo de mis escritos y esto es lo que más trabas me ha puesto en el camino de la literatura. ¿Por qué? Porque siempre considero que mis textos no están terminados, que le falta algo y continuó en la eterna revisión a la espera de que se conviertan en una obra de arte.
Cuando leo mis libros o relatos me exijo lo mismo que exijo cuando leo un clásico. Vivo en una eterna comparación, y nunca siento que esté preparada para volver a enviar los manuscritos a las editoriales.
Desde pequeños se nos ha obligado a pensar en el futuro, en lo que queremos ser de grandes, y no podemos negarnos que siempre nos hemos querido ver como personas exitosas.
Y ese es el terrible mal que vivimos en el siglo XXI. Unas ansias desbocadas por lo que otros consideran éxito, por vivir en el futuro y dedicar poco interés al presente.
Pero esto es solo una leve introducción a cómo estoy creando mi rutina del escritor. Porque de ser sincera, cada día intento mejorar esta rutina y adaptarla a lo que mejor me funciona.
Mi rutina cada día
Para empezar, debo aclarar que no me impongo horarios determinados. Es decir, hay días en los que debo saltarme las reglas y hacer otro tipo de cosas. Sin embargo, hay cierta cantidad de horas al día que me gusta respetar.
Desde las 9 de la mañana tomo asiento en mi escritorio, intento distraerme lo menos posible en internet y las redes sociales (soy la persona más despistada y distraída de la vida, me cuesta mucho empezar) una vez que tomo el timón y logro evadir las distracciones, las cosas suelen surgir muy fáciles.
Dedico unas 3 horas o más (depende de la publicación) al blog. Ya sea escribir los contenidos, promocionarlos, interactuar, este tiempo es sagrado para el blog y entra en el proceso de rutina del escritor.
Cuando publico relatos, suelo tomarme un poco más de tiempo. En este punto dejo que las ideas lleguen sin ir a buscarlas, y cuando algo surge, lo escribo. Normalmente me toma unas 4 o 5 páginas de extensión. Después, pasa por un par de correcciones y por último la publicación.
Y en cuanto siento que está listo todo, me dedicó a la novela.
Muchas veces me presiono más de la cuenta y me obligo a estar horas y horas sentada en el escritorio sin sacar nada bueno (es algo que aún queda por perfeccionar)
No creo que para ser un buen escritor debas tener una rutina establecida a la perfección. Es más importante aprender a qué hora te sientes más inspirado o motivado, cuándo tu concentración es mayor, y sobre todo sacar ese tiempo y destinarlo a practicar tu escritura es fundamental.
Pero es cierto que para escribir en serio y hacerlo bien debes tener la motivación, el tiempo y sobre todo, las ansias para persistir, por eso recomiendo forjar una buena rutina del escritor.
Ahora vamos con los grandes…
Cada escritor es un universo complejo que se estructura según los hábitos que mejor le vengan. Esto no implica que estén exentos de excentricidades, al contrario, muchos de ellos se han caracterizado por sus extrañas técnicas a fin de mejorar sus capacidades narrativas y potenciar su creatividad.
Muchos de los grandes escritores eran propios del pensamiento de que todo es válido mientras llegue la inspiración.
En uno de mis ratos de distracción descubrí ciertas excentricidades en la rutina de grandes escritores que me gustaría compartir.
Amantes del orden y el silencio
El conocido y reconocido Stephen King trabaja todos los días del año, sin importar domingos o festivos, no se permite levantarse del escritorio hasta haber escrito 2000 palabras.
Charles Dickens fue uno de los que necesitaba absoluto silencio para escribir. Su estudio tenía que encontrarse minuciosamente organizado, con el escritorio mirando a la ventana, y sobre este sus plumas y la tinta ordenados y dispuestos para trabajar.
Menos interesados por el orden y más por el ritmo caótico
Agatha Christie era capaz de escribir en cualquier sitio, no importaba si era la mesa o un lavabo, se disponía a escribir cuando así lo requería sin ningún orden establecido. Otros como Simenon, eran capaces de pasarse meses enteros sin trabajar, y luego podía escribir más de 80 páginas del tirón.
Algunos métodos menos tradicionales
Acostarse ha sido uno de los métodos más comunes utilizados por escritores. Para muchos de ellos, acostarse es sinónimo de inspiración, una técnica que, según decían, les ayudaba para expresarse mejor. Mark Twain y George Orwell han puesto en práctica esta teoría, e incluso Truman Capote llegó a asegurar que era un escritor “totalmente horizontal” dado que no podía pensar ni escribir bien a no ser que se encontrase acostado.
Escribir de pie es otra técnica de la rutina de escritor que fue utilizada por más de 10 autores. Según Hemingway, escribir de pie le ayudo a concentrarse mejor y eliminar distracciones.
Virginia Wolf, Lewis Carroll y Philip Roth han sido algunos de los escritores que optaban por un pupitre elevado para poder escribir de pie.
Vladimir Nabokov, el autor de Lolita, comenzaba a trabajar a la 1 de la tarde y permanecía escribiendo hasta las 6. Le gustaba empezar el día escribiendo de pie y mantenerse en posición vertical hasta que la gravedad lo cansara, entonces se dedicaba a escribir en un sillón cómodo junto a una mesa norma, y cuando le molestaba la espalda se acostaba en un sofá en un rincón de su pequeño estudio.
Escribir desnudo
Suena muy raro lo sé, pero tal vez llevarlo a la práctica nos resulte enriquecedor y más cómodo de lo que podríamos pensar. Al menos para Victor Hugo este hábito formaba parte de su rutina de escritor. Cuando se enfrentaba a unas fechas de entrega muy apretadas para sus obras, pedía a sus sirvientes que retirasen toda la ropa para que no pudiese salir de casa. Así que cuando las musas no acudían, Victor Hugo se quedaba desnudo en casa con papel y una pluma para escribir.
Beber café como si no existiese un mañana
Honoré de Balzac bebía unas 50 tazas de café al día, formaba parte de su ritual y lo ayudaba a aumentar su escritura creativa. Se levantaba a la 1 de la mañana y era capaz de escribir durante 15 horas seguidas, teniendo una rutina de escritor un tanto salvaje.
Para Marcel Proust el café formaba parte de su escritura. Se dice que cuando se encerró a escribir En busca del tiempo perdido, solo se alimentaba de café con leche y croissants.
Otro autor adicto al café era Voltaire, que se acercó mucho a la adicción de Balzac y consumía al menos unas 40 tazas al día.
Creo que al lado de todos estos autores cualquier rareza en nuestra rutina de escritor carece de excentricidad.
Escribir más de 15 horas, beber café o escribir de pie son solo algunos hábitos de escritores famosos. Y tú ¿Tienes alguna rutina del escritor que se compare con estas?
Iris, esta publicación me ha resultado sumamente interesante. Me ha cautivado. He querido ser escritor. He indagado al respecto. La sola idea de empezar a escribir me causa gran emoción infantil!! Solo que no empiezo… Me ha resultado todo un obstáculo psicológico esa etapa: el comienzo… Tu artículo, éste, me ha causado cierto alivio ante la idea de escribir, de empezar, de comenzar…
Muchas gracias Juan Pablo. Quiero compartir mi experiencia con aquellos que me leen, y animar a quienes les gusta escribir a probar esta pasión que es maravillosa.
El comienzo siempre es lo más difícil, tómalo con calma y empieza por probar escribir poco a poco. Ya me contarás.
Espero que te sirva de ayuda y puedas seguir visitando el blog, saludos
Hola Juan Pablo,
Desde hace un par de semanas me paseo por el blog de Iris y aparte de sus cada vez mejores entradas, me gusta leer los comentarios de sus lectores.
Considerl que aprendo igualmente o incluso más, tanto leyendo la entrada en sí como los comentarios que sus lectores dejan de sus reflexiones o experiencias al respecto.
Al leer el tuyo, me acordé de mi misma etapa hace unos años. Entre el trabajo, los estudios, la vida de día a día y otros imprevistos, acaba el día tan cansada que no conseguía hacer nada más que tirarme en el sofá sin fuerzas y lamentarme para mis adentros de no haber dedicado ni un sólo minuto a lo que realmente me apasiona y me hace sentirme viva, creativa y llena de energía: escribir.
Quería escribir. De veras. Cada día me proponía dedicar y sacar unos momentos de dónde sea para esta tarea. Pero nunca era el momento: que si estaba demasiado cansada, que si era demasiado tarde, que si era demasiado temprano, que si solo tengo media hora y para escribir lo que planeaba escribir necesitaba más – o al menos eso creía porque nunca había empezado…
Hasta que un día… Un día me estaba aburriendo como una ostra en la cola del médico de cabecera. Rodeada de abuelitas y abuelitas simpáticos hablando de sus nietos, los logros de éstos o de sus hijos/-as, que si la otra consiguió cumplir su sueño, que si la nieta por fin se dedica a lo que más le gusta, que si el nieto encontró el trabajo que estaba esperando…
Y me dije: ¿y yo por qué no? ¿Por qué no estoy haciendo lo que más me gusta? ¿Ni siquiera unos momentos al día? Me di cuenta que prácticamente toda mi vida de aquél momento me molestaba por el simple hecho de no poder dedicarme cada día, aunque sea un poquito, a lo que más me llenaba de alegría y plenitud: escribir.
Comencé a investigar en internet. Encontré una página con un artículo muy interesante que te recomendaba dedicar cada día unos momentos a la escritura y que lo ponderes como mejor te venga:
1⃣ Sea estableciendo un número mínimo de palabras al día a cumplir (para empezar, no aspirar muy alto; incluso empezar con 200 palabras obligatorias a escribir al día está infinitamente mejor que nada).
2⃣ Sea estableciendo un número mínimo de páginas a escribir al día (de nuevo, empezar con una página es buen reto para ir aumento cada vez más).
3⃣ Sea estableciendo una cantidad de tiempo a dedicar a la escritura. ❗Ojo: hablamos de cantidad de tiempo, no de horarios establecidos. (Para empezar, se recomienda empezar con un mínimo de media hora y un máximo de una hora para ir aumentando al ritmo de entrada en calor, costumbre al hábito e integración del mismo en tu vida de día a día junto a las otras responsabilidades que tengas.)
Hay más maneras de manejarse los retos diarios a cumplir de escritura, pero estos tres serían los más comunes. Y los que más me gusta a tener en cuenta.
¿Qué hice yo? Contarlo en palabras.
Eso del tiempo, no me va. Los horarios, mucho menos, sobre todo cuando tengo un trabajo, estudio y demás responsabilidades. Escribo cuando «pillo el hueco». Al menos para empezar hasta poder acostumbrarme o hacer coincidir una cierta franja horaria.
Contar páginas, mentalmente, no me llena de la misma manera.
Así que empecé con 200 palabras al día. Me pareció más productivo ver los resultados al contarlo en palabras. No mucho tiempo después, pude aumentar a las 500 palabras y luego llegar a las 1.000 al día, reto que muchos escritores ya consagrados lo mantienen como » meta diaria».
Espero que mi pequeña historia (que resulta más larga de lo que tenía planeado inicialmente) te ayude a animarme más aún. Y quizás alguno de los ejemplos te sirvan para crear tu rutina de escribir un poco cada día. Al igual que cada día desayunamos… O tomamos el café. ¿Por qué no también escribir un poco? Siempre será mejor que escribir nada.
Un abrazo,
Oana
Gracias por tu comentario Oana, realmente me gusta compartir con todos esas pequeñas rutinas que nos hacen convertirnos en mejores escritores cada día. Mucha práctica y esfuerzo es lo que forjará nuestro camino en este mundo. Saludos amiga 🙂
Una pena que no haya visto esto antes del sabado, para mencionarlo en la conferencia que di.
Yo desarrrollé mi rutina de trabajo basada en la de King. Casi todos los días escribo un poco. Si no puedo, pues echo una partida de DOTA o algún otro juego, eso me activa el cerebro! y vuelta a escribir. Si no puedo escribir, entonces me dedico a programar un poco.
Muchas gracias por el comentario Roger. Resulta apasionante el mundo de la literatura, cada día podemos descubrir nuevos horizontes que nos fascinen. Yo intento escribir todos los días, pero hay uno que otro que escapa de mis posibilidades, sin embargo tu propuesta es muy buena. Espero continúes visitando el blog, saludos.
Es bonito escribir aunque sea un relato cortito cada dia. Pero para escribir bien hace falta mucha disciplina y que las musas te acompañen. Cuando empiezas a veces, no se te ocurre nada, otras veces salen las palabras por las orejas. Cuando se tiene algo escrito es bueno que alguien lo lea. Se de gente que ha escrito libros e historias y los tienen guardados en un cajón. Que dificil es que te lean, que difícil es que lo que escribas lo hagas bien. Yo creo que lo más difícil de todo es que te lo editen. Porque las editoriales quieren ganar dinero y ellos ganan doblando las ganancias de quien escribe, mucho más que el escritor. Y no se dan cuenta que sin escritor, no hay negocio. Pero al final a los que nos gusta escribir, escribimos lo que sea para sentirnos bien. Un abrazo
Tienes absoluta razón Mamen, escribir es algo de cada día y de que la inspiración nos acompañe. Creo que el proceso de escribir es casi tan complejo como que te editen. Pero vamos a seguir intentándolo. Saludos amiga
Difícil saber cual es la mejor rutina, yo me siento rara al leeros, se que todo lo que mencionas es cierto, y que aquellos nuestros pilares, grandes escritores tenían esas rutinas, costumbres.
Mi vida es compleja, con muy poco tiempo, no puedo instaurar rutinas, durante el día la mente despierta en cualquier momento, lo grabo en el teléfono si voy caminando, es mi medio de transporte, me ayuda a eliminar esos demonios del día a día. Escribo en la libreta si es en el tiempo del café, o en los tiempos de espera entre horarios de mi retoño.
Cuando los deberes hacemos, repasamos el estudio, si surge la idea la anoto. Ya después cuando la noche llega y todos duermen, entonces es mi momento, me siento y escribo.
Sólo una excepción han sido estos meses en que una enfermedad me tuvo en casa, me sentaba cada tarde frente al ordenador y escribía, mi novela surgió en esos momentos en que la vida cruje, una cura para mi alma y el encierro y una guia para mi mente dormida. Tal vez, teniendo esto en cuenta. Sí, para escribir una novela hay que instaurar una rutina, pero a veces, es tan complicado.
Editoriales, subir a Amazon hoy día es la mejor propuesta.
Gracias por este interesante artículo amiga.
Muchas gracias por compartir tu experiencia María José. Lo importante es encontrar el tiempo y hacer lo que nos gusta, y como bien dices, somos muchos quienes escribimos más por liberar que por ser leídos. Me alegra que pudieses escribir tu novela. Espero seguir compartiendo comentarios, experiencias y opiniones. Saludos amiga
A mi en particular siempre me llegan historias cuando escucho música, pues mi mente se pone en modo película y desde ahí comienzan a brotar muchas ideas. Lo único malo es que van tan rápido que suelen pasar como coches por la autopista y suelo perder bastantes al momento de consignarlas en una libreta. Pero bueno, es una forma válida no es cierto? Saludos para todos!!!
Gracias por tu aporte Julian, la música también me resulta relajante al momentos de escribir. Tenemos muchas oportunidades de sacar y potenciar nuestro lado creativo. Saludos.
Es muy interesante conocer estos datos curiosos de escritores. Coincido contigo en que desde pequeños se nos obliga a pensar en el futuro y que en nuestro futuro de una forma u otra somos exitosos (en nuestra imaginación) y llevar eso a la práctica es muy estresante, siempre pensando en el futuro, en lo que pasaría si hacemos esto o no, en el éxito que aun no alcanzamos, etc.
Creo que eres una persona muy constante y organizada al establecer una rutina. Yo no tengo una rutina, más bien aprovecho el poco tiempo libre como pueda.
Saludos!!
Muchas gracias Ana, aprovechar el tiempo libre también es una especie de rutina, y mientras te funcione debes seguir haciéndolo. Un abrazo