
Antes de dar rienda suelta a todo el post, voy a comenzar por dejar como ejemplo mi último relato publicado, si bien es cierto que pretendo hablar de la organización en la novela, me gustaría citar un caso práctico de vena. “Los autómatas del futuro” surgió en un momento de inspiración o agobio diario en el que decidí plasmar una “realidad distópica”.
Mi última entrada realmente nació de un hecho que ocurrió en mi vida. Aunque evidentemente es una ficción, decidí aprovechar el momento y plasmar mis sentimientos sin preocuparme mucho por las formas.
Antes de publicar, reviso al menos 2 veces el texto para asegurarme de que no existan errores. ¿Qué ocurrió cuando leí los autómatas del futuro? Me encontré con un torrente de emociones absurdas que no tenían principio ni fin.
Creo que, si leen el relato, podrán dar cuenta a una visión un poco extraña desde la que planteé la historia. En primer lugar, considero que a veces es acertado dejarnos llevar por esa musa que viene a visitarnos, sin ella no hubiese podido plantear una visión futurista y me hubiese quedado pegada a mi fórmula favorita, el relato épico.
Esto nos ayuda un poco a evadir nuestra zona de confort. Es bueno tantear otros géneros, aunque sea solo por indagar, por probar. Así cuando volvemos a nuestro elemento, tenemos otros puntos de vistas para plantear historias más interesantes e inquietantes.
Sí, cuando redacté el post estaba muy enfadada y al borde de un colapso de cólera. No establecía una línea por la cual me regiría a lo largo de la trama, simplemente me dejé llevar, y es que quería plantear la manera fantástica de una realidad poco difusa.
Quería que quien me leyera, pudiese entrar en ese mundo, que fuese testigo de la agonía de la protagonista, de su lucha por encajar, y del mundo absurdo en el que se desenvuelve.
Tras leerlo la primera vez, decidí darle un cambio. Borré líneas y modifiqué varios párrafos, y es allí cuando la inspiración suele quedarse de lado para dar paso a la planificación u organización. Había que reestructurar algunas partes, potenciar el texto para mejorar su comprensión.
Probablemente si vuelvo a leer la historia empezaré a cambiar otras cosas. Borro adjetivos, cambio el orden de las frases, los diálogos, todo en un intento por mejorar y hacer más amena la lectura.
Entonces me planteé una pregunta que de seguro muchos ya han respondido ¿Nos apegamos a un plan o dejamos que la inspiración nos guíe?
Cualquiera podría imaginar que el proceso creativo solo es parte de un impulso que sienten los escritores, escuchan ese llamado y se embarcan en la aventura de escribir respondiendo a la inspiración y haciendo caso a poco más.
Si de mí dependiera todo mi trabajo giraría en torno a la inspiración. Soy terrible para organizarme, el hecho de tener cientos de notas en mi escritorio me pone de los nervios.
Pero al momento de sentarnos a escribir, creo que conviene tener un equilibrio de parte de ambos tópicos. La inspiración y la planificación deben ir de la mano.
Cuando escribí El reino de Khatos (mi novela) puse a prueba toda mi voluntad organizativa. Tenía que construir un continente entero, cuya historia, datos y personajes importantes estaban solo en mi cabeza. Por lo que decidí empezar con un mapa mental.
Cada vez que surgían las ideas tomaba papel y lápiz para no perder el hilo de mi cabeza.
En un principio fue complicado dar forma a algo que no existía. Pero conforme tracé horizontes, organicé árboles genealógicos, escribí historias que databan de 1000 años antes a la trama original, fue tomando forma la historia.
Cada escritor tiene su técnica y responde a aquello que se le da mejor.
Los autores crean sus propios universos, sus ficciones, sus realidades…
¿Cómo lo hacen responde a las técnicas literarias que cada uno prefiera?
Si pudiese dar relevancia a algo más importante que todo esto, creo que sería la constancia. De nada nos sirve la inspiración o la organización si no somos consecuentes. Escribir no es algo que dependa de un día y ya. Escribir depende de cada día, de cada hora que inviertas en sentarte a dar golpecitos al teclado.
Aquí quiero citarr una frase de Hemingway:
“No se desanime porque haya una gran cantidad de trabajo mecánico en la escritura. Es así, y no se puede evitar. Volví a escribir la primera parte de “Adiós a las armas” al menos cincuenta veces. Hay que reescribir. El primer borrador de algo es una mierda” Ernest Hemingway
Él mismo lo admite. El proceso de escribir depende de todos los momentos que invertimos en hacerlo. De buscar mejorar y amoldar esa inspiración que surgió en un primer momento.
Debo admitir que en algunas ocasiones he escrito sin sentir el llamado de la musa. Lo he hecho como una acción mecánica que responde a una parte de mi ser, como un ejercicio rutinario, y descubrí, que cuanto más lo intentes, existen más posibilidades de que puedas escribir inspirado atendiendo a cierta organización.
El proceso de la reescritura-organización es fundamental para que el escrito sea decente.
No todo puede ser plasmar esas ideas en el papel, debe existir un filtro para que esas líneas tomen sentido. Por eso apuesto por el proceso inspiración- organización.
Ernest Hemingway es toda una fuente de inspiración. El premio nobel aseguraba que una buena historia era el resultado de un arduo trabajo.
Ambos enfoques deben mantenerse como un todo en el proceso de corrección y reescritura. Si me preguntan, particularmente apostaré siempre por dar rienda suelta a nuestra inspiración para luego organizar el texto o la historia.
Y tú ¿qué técnica aplicas? ¿Eres más de organizarte o dejar que la inspiración vaya de la mano de tu cabeza y corra con libertad?
A propósito, dejo una infografía genial que descubrí el otro día y nos cuenta más sobre la vida de Ernest Hemingway.
Yo prefiero la inspiración. Nada de esquemas o conocer lo que debo contar en cada capítulo. Arranco sabiendo solo un diez por ciento de la novela y averiguo el resto por el camino. De este modo , yo desconozco lo que puede suceder y el lector está sumido en la sorpresa continua.
Tomás Arranz Sanz Finalista Nadal 2015
Muchas gracias por compartir tus preferencias Tomás, es interesante dejarse llevar de la inspiración y descubrir el fin casi a al momento en el que surge. Saludos 🙂