
Como comentaba en el post anterior, Nyme (mi perrita) se paseó toda la semana ante la expectativa de mi próxima publicación en el blog.
Si bien hasta hace poco no le importaba mucho, dado que en el otro blog era muy sencillo escribir y publicar cualquier relato (bueno, tal vez no tan fácil) debo asumir el tiempo que lleva desde que surge la idea hasta que escribo y termino publicando, y este tiempo no es precisamente corto.
Es que cuando pretendo escribir empieza el ritual de conciliación entre mi cuerpo y mi espíritu. Llevo la capa y tengo a mano mis poderes mágicos para dar vida a esos personajes tan sensacionales y fantásticos que tengo el honor de presentaros.
Mis caballeros se preparan y las heroínas cobran vida, pero… falta algo.
No, no puede faltar algo ¿qué faltaría en una historia que te obliga a sentir tanto? Precisamente eso, sentir, agregar ese toque de realismo que nos hace sentir vivos, que nos lleve a la batalla, a la magia…
¡Muy fácil! ¿Es esa la fórmula para escribir un buen relato?
Sí y no. Es que en el fondo no creo que exista una fórmula certera para recrear esos relatos que nos apasiona leer.
Y es por esto que te diré, desde mi punto de vista, que elementos son necesarios a la hora de crear un relato.
En primer lugar, los personajes deben ser reales, creíbles.
A los lectores nos gusta sentirnos identificados, no encanta recorrer esos viajes e imaginar que estamos en la piel del protagonista.
Los deseos y motivaciones. La historia debe tener una motivación, los personajes deben buscar algo, perseguir un objetivo, el elixir de la eternidad, el amor, la magia… de lo contrario no tendríamos historia que contar.
No a los diálogos inútiles. Las frases de nuestros personajes deben darnos pistas y hacer avanzar la historia. No vale de nada que dediquemos largos diálogos de relleno que no llevan a nada.
También deben ser contundentes, ir de la mano de su personalidad, de aquello que los hace ser lo que son.
No escondas información. Tus lectores no son estúpidos, y cuanto antes tengan las claves y pistas que harán transcurrir la historia, mejor que mejor.
Pon a prueba tus personajes. ¿Cómo lo hago? Hazlos pasar por duras realidades, que enfrenten dificultades, que demuestren la valía que duerme en su interior.
No olvides el final. Aquí sí que no puedo dar muchas pistas, puesto que soy fan de los finales abiertos. Así es, aunque sé que muchos tiemblan tan solo de imaginar que no conocerán el final de la historia, a mí me deja una expectativa y la oportunidad de cerrar la narración a mi antojo.
Aunque no creo que exista esta codiciada fórmula secreta, son unas buenas líneas para aquellas oportunidades en que la inspiración no esté absolutamente de nuestra mano.
¿Y cómo lo hago? Pues bien, aunque la mayoría de mi gran repertorio de historias surge de una inmensa imaginación fantástica de la que me enorgullezco, no queda más que admitir que no siempre la inspiración está allí.
En lo particular prefiero escribir sobre personajes con los que mis lectores se sientan identificados.
Ya sé que no me leen elfos ni dragones, pero todos tenemos miedos, perseguimos el valor, buscamos sueños, y no podemos huir de esos defectos que nos hacen lo que somos.
Pero ahora, que no solo publico mis relatos, si no también esta especie de diario, no es tan rápido como antes. Y vale acotar que en el antiguo blog ya poseía un repertorio de 174 relatos todos de mi puño y letra.
Sinceramente pretendo conversar con quienes me leen y quiero conocerlos, debo emplear un tono más cercano, ¿y cómo voy a conocerlos si no me conocen a mí? Debe existir una relación recíproca, yo darles algo para que ustedes me cuenten algo.
Por esto quiero contarles cómo escribo, por qué lo hago, mis miedos o frustraciones con la página en blanco, y por supuesto mis adelantos con los libros que escribo.
Ayer recibí un correo de un chico que tiene un libro publicado, quería hacerme llegar un ejemplar para que yo pudiese degustar
sus líneas repletas de fantasía. A pesar de que no soy reseñadora, y no pretendo serlo tampoco, me sentí muy halagada por el ofrecimiento que muy gustosamente acepté.
Y aquí procedo a aclarar que en mi blog no van a leer reseñas, porque no me gusta escribirlas, pero sí mis opiniones particulares respecto a los libros que estoy leyendo.
Apropósito, mi nuevo libro, prefiero decir nuevo, aunque ya casi estoy terminándolo, es “La tregua” de la sutil pluma de Benedetti.
¿Me gusta? Incansablemente, pero hasta que no lo termine, a lo sumo un par de días, no procederé a describir nada en especial.
Por cierto, esta es Nyme